miércoles, 24 de febrero de 2010

EL NACIMIENTO DE LA FRATERNIDAD ROSACRUZ EN 1909 - INSTRUCCIÓN XX - en you tube -


EL NACIMIENTO DE LA FRATERNIDAD ROSACRUZ EN 1909

Muchas informaciones erróneas se han publicado acerca del origen de la Fraternidad Rosacruz. Para esclarecer, este asunto, vamos a narrar detalladamente cómo y cuándo Max Heindel se encontró con los Hermanos Mayores y recibió su iniciación. Emplearemos además sus propias palabras para que el relato resulte más fehaciente.
Durante el verano de 1905, el exceso de trabajo y su intensísimo deseo de obtener conocimientos espirituales, fueron causa de que Max Heindel cayera seriamente enfermo en Los Angeles, sufriendo un ataque cardíaco, que durante meses lo tuvo en estado desesperante. Una gran parte del tiempo que duró esta enfermedad, lo pasó fuera del cuerpo físico, trabajando conscientemente, y buscando la verdad en los planos invisibles.

Se hallaba en la mayor pobreza; hubo días en este período de su vida en que le faltó hasta el pan, y en algunas ocasiones estuvo durante dos días seguidos sin probar bocado. A pesar de ello, continuó buscando sabiduría, y en cuanto se lo permitió su salud, dio conferencias para difundir la ciencia astrológica.
En mayo de 1906, su trabajo fue interrumpido en San Francisco por el gran temblor de tierra, y entonces se fue a Seattle y al es de un norte del país, para continuar sus disertaciones. Después curso de conferencias se vio obligado otra vez a pasar una temporada en un hospital, a causa de otro ataque cardíaco.
En 1907, dando conferencias en Minesota, fue visitado por una amiga que desde hacía meses le instigaba a ir a Berlín, para encontrarse allí con una persona que era un extraordinario conferenciante y profesor. Esta amiga insistió mucho en que fuese a Alemania, y llegó, en su afán, hasta ofrecerle pagar todos sus gastos, y al fin, logró que aceptara.

Una vez en Alemania, Max Heindel asistió a las conferencias y clases del referido profesor, pero al poco tiempo se dio cuenta de que esta persona no podía ofrecerle gran cosa, y que lo que enseñaba no era nuevo para él. Defraudado en sus esperanzas, compró su pasaje de vuelta a América. Cuando volvió a su habitación muy desalentado, comprendiendo que había abandonado un trabajo importante en América para correr detrás de una, vana ilusión, un Hermano Mayor de la Orden Rosacruz, uno de los Hierofantes de los Misterios Menores, se presentó a él y le ofreció comunicarle aquellas enseñanzas que él anhelaba, a condición de guardar el secreto. Durante años, Max Heindel había buscado y rogado a Dios que le dejase encontrar algo que pudiese apaciguar el ansia de conocimiento de su alma en este mundo. Pero a pesar de haber sufrido de este modo y de haber conocido el vehemente deseo de su corazón, él no pudo dar esta promesa al, Hermano Mayor y se negó a aceptar cualquier enseñanza que él no estuviese autorizado para trasmitir luego a sus hermanos ansiosos también de sabiduría.

El instructor se marchó.

¿Puede el lector figurarse lo que debe lógicamente sentir un hombre hambriento que durante días no ha probado bocado, al ver a una persona que le ofrece un pedazo de pan, y antes de poder probarlo, se marcha y se lo lleva? Esto, poco más o menos, sucedió a Max Heindel. Su desencanto fue intenso al ver que había hecho un tan largo viaje para encontrarse con alguien que, según la promesa hecha por su amigo, era un Iniciado, resultando luego ser toda pura ilusión.

Cuando el Instructor abandonó la estancia, Max Heindel se quedó durante horas presa de gran perplejidad, y pasó después varios días muy triste, considerando que ahora tenía que volver a América y empezar de nuevo su trabajo donde lo había dejado, después de haber perdido inútilmente tiempo y dinero. Sorpresivamente, el Instructor apareció otra vez en su habitación y le anunció a Max Heindel que había salido vencedor de la prueba, añadiendo que de haber aceptado el primer ofrecimiento. es decir, de no revelar a nadie estas enseñanzas, él no habría vuelto. Le dijo también que el candidato elegido al principio, que había recibido la enseñanza de los Hermanos Mayores durante siete años y que, por casualidad, era el mismo que ellos habían empleado para atraer a Max Heindel a Berlín por mediación de su amiga, había fracasado en la prueba en el año 1905. Le expresó además, que él, Max Heindel, había sido ya observado por los Hermanos Mayores durante varios años y escogido como candidato más apto en caso del posible fracaso del primero. Además, le manifestó que las enseñanzas deberían ser publicadas antes del fin de la primera década del siglo, es decir, antes de fines de diciembre de 1909.

En esta última entrevista con el Instructor, éste le indicó cómo llegar al Templo Rosacruz que existe cerca de Berlín. En este templo se quedó Max Heindel más de un mes en comunicación directa con los Hermanos Mayores y bajo su instrucción personal, recibiendo así la mayor parte de las enseñanzas contenidas en el Concepto Rosacruz del Cosmos. El primer manuscrito de este libro, que fue escrito mientras Max Heindel estaba en el templo, según indicación del instructor, no era más que un bosquejo. La pesada atmósfera psíquica de Alemania era particularmente adaptada a la comunicación de pensamientos místicos con la conciencia del candidato, y se le dijo que las 350 páginas del manuscrito que acababa de escribir no le satisfarían cuando llegase a la atmósfera eléctrica de América, y que él entonces desearía escribir nuevamente todo el libro. En su gran entusiasmo, él no quiso creerlo en un principio, imaginándose haber recibido un mensaje maravillosamente completo; pero la predicción de los Hermanos Mayores resultó ser verdad. Después de haber pasado algunas semanas en la ciudad de Nueva York, se dio cuenta de que, en efecto, era así. El estilo de redacción del manuscrito, entonces no le agradó. y, por consiguiente, se dispuso a escribirlo otra vez de nuevo.
Alquiló una habitación barata en el séptimo piso de una casa de vecindad, y durante el verano excesivamente caluroso del año 1908 estuvo sentado día por día en su cuarto desde las siete de la mañana hasta las nueve o diez de la noche, sin siquiera salir a la calle para almorzar. Con un vaso de leche y unos bizcochos se quedaba trabajando hasta la noche, y luego salía para cenar, generalmente nada más que legumbres. Después de un paseo por las calles calurosas de Nueva York, volvía a casa para trabajar aún hasta media noche. Cuando el calor se hizo demasiado intenso, se fue a la ciudad de Búfalo, donde terminó el trabajo en septiembre del mismo año.

El nuevo problema que entonces se le planteó era saber cómo publicar el libro y dónde encontrar los fondos para ello. Después de los grandes calores se marchó a Columbus, en Ohio, donde empezó a dar conferencias y lecciones, y donde la señora Rath-Merrill, con su hija, le ayudaron para dibujar los diagramas. En esta ciudad pasó varios meses con buena suerte, dando lecciones y conferencias y luego fundó allí el primer Centro Rosacruz. Se fue luego a Seattle, donde tenía numerosos amigos desde el año 1906, esperando lograr que alguno de ellos le ayudara para imprimir el libro. Y, en efecto, el señor Patterson fue este amigo, que no solamente le ayudó para encontrar un editor, sino que, siendo él mismo impresor, le pudo dar muy buenos consejos para la organización de la venta.
Antes de imprimirse el Concepto Rosacruz del Cosmos, Max Heindel empezó a divulgar las enseñanzas recibidas por medio de conferencias apropiadas, y después de cada una de ellas distribuía gratuitamente copias mimeográficas de una serie de veinte lecciones sobre la Interpretación Esotérica del Cristianismo, o, como luego, se le ha denominado, Cristianismo Rosacruz. Empezando por la primera conferencia, "El Enigma de la Vida y de la Muerte", él daba a cada uno de los asistentes un ejemplar para llevárselo y estudiarlo. Estas copias las sacaba con su máquina por la noche después de las conferencias. Con un pequeño martillo y unos clavos en su bolsillo, y sus cartones anuncios bajo el brazo, andaba muchos kilómetros todos los días para colocar estos avisos donde pudieran ser vistos por mucha gente.

Escribía sus artículos en los periódicos y él mismo los ponía en manos de sus editores, los que, algunas veces estaban muy mal dispuestos para la publicación de estas nuevas enseñanzas. Sin embargo, gracias a su encanto personal, él podía generalmente ganarlos para su causa, Y algunas veces obtuvo una página entera, propaganda que siempre le valió un numeroso público. Después de haber dado veinte conferencias en Columbus, Seattle, North Yakima y Portland, llevó el manuscrito del Concepto Rosacruz del Cosmos, y las veinte conferencias a Chicago, donde todo se publicó por fin.
Citaremos las propias palabras de Max Heindel respecto a su trabajo en Chicago: "el Concepto Rosacruz del Cosmos fue publicado en noviembre de 1909, unas cinco semanas antes del final de la primera década del siglo. Unos amigos habían editado el manuscrito original, pero, naturalmente, yo tuve que repasarlo antes de darlo a la imprenta; luego corregí las pruebas y lo leí después otra vez para asegurarme de que todos los errores estaban rectificados. Hice otra lectura cuando la composición fue dividida en páginas, y di instrucciones a los grabadores y al impresor respecto a la colocación de los grabados. Me solía levantar a las seis, trabajando hasta las doce de la noche, venciendo mil dificultades y teniendo que soportar el ruido horroroso de las calles de Chicago, algunas veces hasta el extremo límite de mi energía nerviosa. Pero pude vencerlo todo y añadir varios detalles interesantes al libro. Sin embargo, sin la asistencia eficaz de los Hermanos Mayores yo seguramente hubiese sucumbido. Era obra de ellos, y ellos me sacaron a flote; pero, estuve casi completamente agotado cuando todo quedó ultimado".

Casi toda la edición de la obra, con excepción de algunos centenares de ejemplares, fue depositada en casa de una mujer que estaba al frente de una empresa editorial.
Debiendo bastante dinero, esta mujer, se valía de los ejemplares de la edición del Concepto Rosacruz del Cosmos, depositada en su domicilio, para enviarlos como pago de lo que debía a los editores. Y, cuando más tarde, Max Heindel pidió que le enviasen más ejemplares, resultó que la primera edición de dos mil ejemplares estaba agotada. Al dirigirse después a esta mujer para que le enviase fondos, Max Heindel recibió tan solo una carta llena de insultos. Para quitarse la deuda de encima, la mujer se declaró en quiebra. De este modo, se impuso la impresión de una segunda edición, a la cual fue añadido un índice de sesenta páginas.

Parece que la pérdida de las dos terceras partes de la edición primera, hubiera debido resultar una calamidad para un hombre de escasos medios financieros; pero fue todo lo contrario. Resultó ser un hecho providencial, porque la mujer en cuestión había estado en relación con el movimiento Nuevo Pensamiento y asociaciones teosóficas durante varios años, y había sido su proveedora de libros, que sabía procurarse de grandes casas editoriales. No pudiendo pagar su deuda de otro modo, ella instigó a estas casas a que aceptasen el Concepto Rosacruz del Cosmos, obra hasta entonces muy poco conocida, promoviendo así una demanda que era un buen medio para la difusión de las enseñanzas rosacruces en muchas partes del mundo. Después de haber establecido Centros de Estudios de la Fraternidad en Columbus, North Yakirna, Seattle y Portland, Max Heindel volvió a los Ángeles en diciembre de 1909 para iniciar su trabajo allí.
Para continuar el relato es necesario que la autora del presente escrito haga constar su propia intervención. Antes de abandonar Max Heindel la ciudad de Los Ángeles por primera vez, entre los años 1898 y 1906, la autora, que era entonces la señorita Augusta Foss, y Max Heindel, habían sido íntimos amigas pasando mucho tiempo junto estudiando astrología y asuntos similares. Cuando Max Heindel volvió a Los Ángeles, en 1909, con las enseñanzas rosacruces, la autora encontró en el Concepto Rosacruz del Cosmos precisamente lo que había buscado durante años. Esto dio satisfacción a su más íntimo anhelo. Era el alimento del que su alma estaba hambrienta. Enseguida empezó ella a trabajar con intensidad, y ayudó a Max Heindel dando conferencia y clases. Con tres conferencias públicas por semana, él llegaba a llenar una gran sala que contenía mil personas. En el año 1910, sin embargo, su salud no le permitió seguir. Entonces la autora continuó las clases de Max Heindel, teniendo hasta 120 alumnos en el curso de astrología. Un poco después, él cayó gravemente enfermo del corazón, y cuando estuvo en el hospital ya casi a punto de morir, tuvo una experiencia extraordinaria. He aquí sus propias palabras: "En la noche del 9 de abril de 1910, cuando la Luna Nueva estaba en Aries, mi Instructor apareció en mi habitación y me dijo que aquella noche había comenzado una nueva década, y que en los venideros diez años yo tendría el privilegio de dar al mundo una ciencia de curar tal como se describirá luego, y una panacea espiritual, de la cual hablaré ahora. La Fraternidad facilitará ayuda para la gran obra.

"Esto era la primera indicación que se había dado respecto de una obra semejante. La noche antes había terminado mi trabajo en el nuevo Centro de Estudios de la Fraternidad, en Los Ángeles. Había viajado y dado conferencias seis días de los siete de la semana, y estando enfermo, me había retirado del trabajo para reponer mis fuerzas. Sabía que era muy peligroso abandonar el cuerpo físico conscientemente durante una enfermedad, porque entonces el éter está más tenue que nunca y el cordón plateado se rompe fácilmente. En estas condiciones, la muerte causaría el mismo sufrimiento que el suicidio, y por esta razón, los Auxiliares Invisibles deben, por prudencia permanecer siempre en su cuerpo físico mientras estén enfermos. Pero requerido por mi Instructor, yo estuve dispuesto al vuelo del alma para ir al Templo, y un guardián se quedó para cuidar del cuerpo enfermo.

"Conforme indicamos previamente en nuestra literatura, hay nueve grados en los Misterios Menores de todas las Escuelas Esotéricas, y la Orden Rosacruz no es ninguna excepción a la regla. El primero corresponde al Período de Saturno, y los ejercicios correspondientes se hacen el día de Saturno o sábado a medianoche. El segundo grado corresponde al Periodo del Sol y su rito particular se celebra a las doce de la noche del domingo. El tercer grado corresponde al Período de la Luna, y se celebra el Lunes a media noche, y así sucesivamente con el resto de los primeros siete grados; cada uno corresponde a un período y su rito se celebra el día apropiado. El octavo grado se celebra en el momento de la Luna nueva y de la plena; el noveno grado, en los solsticios de verano e invierno.

"Cuando un discípulo asciende a hermano lego o hermana lega, él o ella es introducido en el rito celebrado la noche del sábado. La próxima iniciación los autoriza a asistir a los servicios de media noche del domingo, y así sucesivamente. Es de notar, sin embargo, que mientras todos los hermanos legos y hermanas legas tienen libre acceso, en sus cuerpos espirituales, al templo durante todos los días, están excluidos de los servicios de media noche de aquellos grados a los cuales aún no pertenecen. No hay tampoco un guardían invisible que está colocado a la entrada pidiendo la palabra de pase de los que desean entrar, sino que hay una muralla alrededor del Templo, invisible, pero impenetrable a todos aquéllos que no han recibido el "Ábrete Sésamo". Cada noche esta muralla es de distinta construcción, de modo que si un alumno, por error o por descuido, tratara de entrar en el Templo cuando los ejercicios que se celebran sean superiores a su grado, muy pronto se daría cuenta de que es muy posible dar con la cabeza contra una muralla espiritual, y que semejante experiencia no es de ningún modo agradable.
"Como queda dicho, el octavo grado, celebra sus reuniones en el momento de la Luna nueva y de la llena, y todos los que no han llegado a él, quedan excluidos de aquel servicio de media noche, el que esto escribe, igualmente, porque estos grados no son cosas banales que se puedan obtener mediante pago de algunas monedas menudas, sino que requieren un desarrollo espiritual mucho mayor que el de mi estado actual, y al cual no llegare hasta después de varias otras existencias, aunque no carezca ni de la voluntad ni de la aspiración de llegar hasta allí, ahora. Por consiguiente, el lector comprenderá que en la noche de la Luna nueva en Aries en 1910, cuando el Instructor vino a buscarme, no era para llevarme a aquella sublime asamblea del octavo grado, sino a otra reunión. de distinta naturaleza.

"Además, aunque esta reunión se celebrara en la noche, en California siendo la hora distinta de Alemania, los ejercicios de la Luna nueva se habían celebrado ya en este país varias horas antes, de manera que cuando llegamos al Templo mi Instructor y yo, el sol estaba ya muy alto en el cielo de Europa.

"Cuando llegamos al Templo mi Instructor, me esbozó la tarea de la Fraternidad, tal como los Hermanos querían que la llevase a cabo.

"Después entramos en el Templo, donde los doce Hermanos estuvieron presentes.
Estaba arreglado de modo distinto de lo que había visto previamente; pero por falta de espacio no puedo dar más detalles. Mencionaré, tan sólo tres esferas, suspendidas una encima de la otra en el centro del Templo; la esfera del medio, estaba a media distancia entre el suelo y el techo, y también era mucho más grande que las otras dos, que estaban suspendidas encima y debajo.

Los distintos modos de visión superiores al plano físico, son: la visión, etérea, o de rayos X; de color, que nos abre el Mundo del Deseo; y, la visión de tonos, que nos deja penetrar en la Región del Pensamiento Concreto, como está explicado muy detalladamente en el libro Los Misterios Rosacruces.

"Mi desarrollo de esta última fase de visión espiritual habla sido muy incipiente hasta el momento mencionado, porque es un hecho que, cuanto más robusta es nuestra salud, tanto más estamos compenetrados con el mundo físico, y tanto menos capacitados para tomar contacto con las esferas espirituales. Personas que pueden decir: "No he estado enfermo ni un solo día de mi vida", al mismo tiempo revelan el hecho de que están perfectamente a tono con el mundo físico, y de que son totalmente incapaces de entrar en contacto con las regiones espirituales. Esto había sido casi mi caso hasta el año 1905, a pesar de haber yo sufrido horribles dolores toda mi vida, como consecuencia de una operación quirúrgica en la pierna izquierda durante mi niñez. La herida no quería curarse nunca, y sólo se cerró cuando dejé de comer carne, y entonces desapareció también el dolor. Pero mi resistencia durante todos aquellos años era tal que nunca se me conocía la menor expresión de dolor en la cara, y fuera de esto, gozaba yo de perfecta salud. Era, sin embargo extraño, que cada vez que perdía algo de sangre como consecuencia de haberme cortado alguna vez, la sangre no se coagulaba y perdía siempre una gran cantidad. Pero después de dos años de una dieta limpia, la pérdida casual de una uña entera, una mañana, no me hizo perder más que una gotas de sangre y pude escribir en mi máquina la misma tarde, no produciéndose tampoco ni un átomo de pus durante la formación de la nueva uña.

"Sin embargo, la construcción de la parte espiritual de la naturaleza trajo des-armonía para el cuerpo físico, el cual se hizo más sensitivo a la atmósfera alrededor de él, y el resultado era un agotamiento. Éste era tanto más completo cuanto que la resistencia al mal antes mencionada, que me sostenía en pie durante meses, cuando yo hubiera debido ceder y descansar, produjo el resultado final de llegar hasta dos pasos de la muerte.

El agotamiento de una robusta salud física es necesario antes de que sea posible llegar a un equilibrio con el mundo espiritual y cuanto más fuerte y vigoroso el instrumento, tanto más enérgico debe ser el método para vencer su resistencia. Después vienen años de una condición fluctuante e irregular de salud, hasta que, finalmente, estamos en condiciones de poder arreglarnos para mantener la salud en el mundo físico, mientras que podemos al mismo tiempo funcionar en las regiones superiores. Así me ha sucedido a mí; un trabajo abrumador, físico y mental, hasta el día presente' ha puesto a mi cuerpo físico en una condición poco agradable. Los amigos me han prevenido y yo he tratado de hacerles caso; pero era preciso hacer el trabajo. Hasta la llegada de alguna ayuda, me veo obligado a continuar sin consideraciones para mi salud, y la señora Heindel está conmigo en esta tarea, como en todo lo demás.

"De esta condición precaria se ha desprendido, sin embargo, una creciente habilidad para funcionar en el mundo espiritual. Mientras que, como queda dicho, en el momento de la experiencia relatada, la visión de tonos y la capacidad de funcionar en la región del Pensamiento Concreto eran indiferentes y limitadas, sobre todo a su más baja subdivisión, una pequeña ayuda de los Hermanos aquella noche me puso en condiciones de tomar contacto en la cuarta división, donde se hallan los arquetipos, y de recibir allí la enseñanza y el entendimiento de aquello que es considerado como el más elevado ideal y la mas alta misión de la Fraternidad Rosacruz.

"Vi nuestra sede principal y una larga cola de personas viniendo de todas las partes del mundo para recibir la enseñanza. De allí las ví salir luego para llevar el bálsamo a los a los de cerca y de lejos.

"Mientras que aquí en este inundo es necesario investigar con el fin de descubrir lo que sea, allí la voz de cada arquetipo nos trae consigo, cuando toca nuestra conciencia espiritual, un conocimiento de lo que aquel arquetipo representa. Así llegó a mi aquella noche una comprensión que está muy por encima del poder de mis palabras, porque el mundo en el cual vivimos está basado en el principio del tiempo, pero en la alta región de los arquetipos todo es un eterno ahora".

El lector habrá notado por lo que antecede, que Max Heindel era capaz, con ayuda del Instructor de actuar en la cuarta división de la Región del Pensamiento Concreto, donde se hallan los Arquetipos. Esto sólo es posible después de haber pasado por la tercera iniciación, o tercer grado, que corresponde al Periodo Lunar. Sólo después de haber pasado por el tercer estrato de la Tierra, un hombre puede moverse libremente en la cuarta división de la Región del Pensamiento Concreto.
Durante esta iniciación en los Misterios más profundos los Hermanos le informaron que una Iglesia o Templo debería construirse en Mount Ecclesia, donde la Panacea descrita antes había de prepararse. Esta Panacea no puede prepararse si previamente los Probacionistas no han reunido las condiciones necesarias. Dos de sus ingredientes fueron enseñados a Max Heindel; pero el tercero fue dejado para ser preparado por los Probacionistas; en razón a su consagración a la vida espiritual.

Nuestro Templo fue erigido e inaugurado el 25 de diciembre de 1920, antes de terminarse la segunda década del siglo. Este Templo, la Ecclesia, fue construido con el propósito de facilitar medios más poderosos para curar las enfermedades. Asambleas curativas se celebran en este sagrado lugar a ciertas horas, todos los días, por los Probacionistas que han consagrado su vida a esta tarea. También asisten los Hermanos Mayores, quienes emplean la Sede Central como un punto de concentración. A esto se agrega la tarea de los Auxiliares Invisibles que son Probacionistas diseminados por el mundo. El poder curativo generado en la Ecclesia ha robustecido la obra de dichos Auxiliares, de manera que las curaciones efectuadas son frecuentemente milagrosas y nuestra obra de curación se extiende como una cadena sin fin alrededor del globo.

Es de desear que nuestra escuela de salud pueda también ser pronto una realidad, porque es necesario que algunos de los que sufren puedan estar allí donde se les puedan enseñar buenos métodos de vivir y una dieta apropiada, como también alimentos espirituales, cuya falta ha causado muchos sufrimientos a causa de la muerte por inanición, a la cual está expuesta el alma.

La autora quisiera contar más detalles de la hermosa obra realizada por Max Heindel y del gran regocijo y de los privilegios que resultaron para ella, por ser esposa de un ser tan notable, escogido como mensajero de los Hermanos Mayores, pero el espacio no lo permite.

No importan cuántas órdenes o jefes aparezcan con distintas pretensiones: "por sus obras los conoceréis". La Fraternidad Rosacruz ha dado la prueba de su justificada existencia durante catorce años y ha demostrado por su obra que ella es el canal por el cual actúan los Hermanos Mayores.

Para concluir y dar más luz a los fervorosos estudiantes sobre el asunto tratado, transcribimos a continuación parte de un artículo publicado en la revista Rays from the Rose-Cross, sobre las enseñanzas de Max Heindel respecto a la Orden Rosacruz.

del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel

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